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Psicoterapias imaginativas y sueños
Manuel Pérez Cámara y Juan José Ruiz Sánchez
7.1. Teoría
El
reconocimiento del poder terapéutico de las imágenes puede tener su
punto de partida en la psicología filosófica de Aristóteles (siglo IV a.
d.
C) Aristóteles sitúa la actividad imaginativa como una frontera entre lo psíquico y lo somático.
Esta
interpretación de carácter holista no fue interrumpida hasta el
surgimiento del dualismo cartesiano en el siglo XVII. Hasta Descartes
era frecuente considerar que las enfermedades procedían de la
imaginación y que podían tratar de superarse trabajando sobre esta. En
el campo psicológico se da al final del siglo XIX y comienzo del XX una
reaparición de enfoques holistas y una revalorización de las imágenes
que, si bien duró únicamente hasta el rechazo de los mismos provocado en
los años treinta por influencia de Watson, pueden considerarse como los
antecesores del actual movimiento de la oniroterapias.
Pierre
Janet (1898) para facilitar la superación de las "ideas fijas" en los
pacientes histéricos encontró eficaz la práctica de sustituir una imagen
por otra, técnica que según muestra Crampton (1974) perdura
actualmente. Alfred Binet (1922) denominó "método del diálogo" su
técnica provocadora de un peculiar estado de introspección en el cual el
paciente dialogaba con las imágenes visuales. El alemán Carl Happich
(1932), en la línea de Binet, y en un enfoque terapéutico en el que las
imágenes ocupaban un espacio primordial, facilitaba el contacto con un
estado mental que denominaba "zona mediativa" -intermedia entre el
consciente y el inconsciente- y en la que introducía imágenes simbólicas
como el prado, la montaña, etc. que posteriormente también han sido
utilizadas por otros modelos terapéuticos, entre otros Krestchmer (1969)
y Leuner (1977).
Probablemente
fue Eugene Caslant (1921) el primero en proponer al sujeto la fantasía
de ascensión en un espacio imaginario, como técnica facilitadora del
crecimiento personal, elemento imaginario que se aumenta posteriormente
en el Ensueño Dirigido de Desoille y en la Psicosíntesis de Assagioli.
Destacan finalmente como un hito importante de principios de siglo, en
la historia de la presencia de imágenes en la psicoterapia, las
metodologías de los alemanes J.H. Schultz (1959) y Ludwig Frank (1910), y
del suizo Mar Guillerey (1945). El primero, creador, en colaboración
con Luthe, del denominado entrenamiento autógeno", conducía a los
pacientes, con la ayuda de imágenes, al logro de las mismas sensaciones
fisiológicas que se experimentaban en los estados hipnóticos y que
facilitaba trabajos terapéuticos. L. Frank provocaba un tipo de
relajación profunda que daba lugar a la emergencia de imágenes
hipnagógicas a las que atribuía efectos catárticos. Guillerey práctico
ya desde 1925 la fantasía dirigida.
En
cuanto al paradigma psicoanalítico, su iniciador, Freud, la utilizó un
breve tiempo como elemento psicoterapéutico, precisamente al abandonar
el uso de la hipnosis y preferir un procedimiento que pudiese estar bajo
el control del paciente y en concreto el uso de las imágenes de la
fantasía.
Entre los grandes maestros de la psicoterapia de principios de
siglo es imprescindible destacar a Jung como uno de los iniciadores del
uso terapéutico de las imágenes y que es quien ofrece una influencia de
mayor peso en las oniroterapias actuales. Jung entiende la imaginación
como un proceso creativo de la psique que permite una mayor integración
individual, interpersonal y espiritual; y considerando la unidad
mente-cuerpo como un proceso vital, interpreta la imaginación como un
medio de percibir y experienciar dicho proceso.
Para
Jung, la denominada por él "imaginación activa" es de especial interés
en el proceso terapéutico, aunque considere arriesgado su uso antes de
la fase final de la terapia. Para él las imágenes son activas por sí
mismas: de ahí que no acepte las intervenciones del terapeuta durante
sus manifestaciones, ni siquiera en la forma moderada en que lo hace el
"Ensueño Dirigido" de Desoille, extremo no compartido por sus seguidores
actuales. Considera que el poder de estas imágenes dinámicas, durante
la sesión terapéutica, es superior al de los sueños, de cara a revelar
el inconsciente y para animar la maduración en el análisis del paciente.
Ya
desde los inicios de la revolución conductista, el tema de las imágenes
quedó descalificado y eliminado de la investigación psicológica. Las
imágenes se incluían entre esa serie de "cuestiones especulativas" o
"conceptos mentalistas" que según Watson (1913) no es posible someter a
tratamiento experimental, y que, lamentablemente según él, habían
acaparado la atención de muchos psicólogos introspeccionistas.
A
partir de estas declaraciones de la cabeza visible del cuerpo de los
psicólogos investigadores se comprende, que estos ignorasen la realidad
de las imágenes y se centrasen exclusivamente en las asociaciones
lingüísticas y conductales. Durante unos cuarenta años, como ha
destacado Holt (1964) las imágenes fueron condenadas al ostracismo. Es a
partir de los años sesenta, cuando se manifiesta en representantes de
modelos teóricos diversos, un decidido retorno a la investigación
psicológica de las imágenes y de sus aplicaciones terapéuticas.
ONIROTERAPIAS. MODELOS QUE TRABAJAN PRINCIPAL O EXCLUSIVAMENTE A PARTIR DE LA ESPONTANEIDAD DE LA IMAGEN
Ensueño dirigido de Robert Desoille
Este
método se basa, con palabras de Launay "en la utilización, con fines
terapéuticos, del simbolismo de lo imaginario puesto en movimiento en
una específica relación entre paciente y terapeuta [...] constituye un
método cuya especificidad se apoya a la vez en la producción de un
material simbólico y en la comprensión del sentido de ese material"
(1982). Probablemente sea Desoille el autor que haya elaborado, por
primera vez, de forma sistemática, un modelo que facilite, además de la
expresión y análisis de las experiencias emocionales del sujeto, la
movilización de tales experiencias para facilitar cambios terapéuticos.
Entre
los autores que Desoille tuvo más en cuenta y que pueden haber ejercido
una mayor influencia sobre él se encuentran Janet, Freud, Jung y
Pavlov.
El
Ensueño dirigido, estado intermedio y desvanecido entre la vigilia y el
estado de sueño, entre lo 'fisiológico' y lo 'psíquico', es en esencia
el reflejo de aquella reserva inagotable en la que el sujeto haya
acumulado desde el nacimiento, sus angustias, sus temores, sus deseos,
sus esperanzas permanentes, factores determinantes de su comportamiento
frente al mundo exterior." Desoille,1961/74).Los pasos básicos en la
aplicación de la técnica -previa una anamnesis médico-psicológica- se
resumen en:
- a) Facilitar en el paciente un estado de relajación muscular y mental y de atención sobre sí mismo, que Desoille entiende como "estado hipnoide".
- b) Suscitar el ensueño a partir de alguna imagen inicial, y guiarla en su desarrollo a través de algunas intervenciones específicas.
- c) Diálogo verbal para facilitar la comprensión de lo que puede revelar el ensueño, en vistas al autoanálisis del paciente y su cambio terapéutico Desoille, después de constatar algunas coincidencias en las simbolizaciones imaginarias de los pacientes, estableció el uso habitual de seis" (espada, jarrón, bruja, brujo, dragón, bella durmiente del bosque). La evolución posterior del Ensueño dirigido ha conducido a un uso más espontáneo de dichas "imágenes iniciales", siendo frecuentemente "la primera imagen que se le ocurra" u otras sencillas como un paisaje, un objeto o un cuadro.
Es
frecuente la alternancia de sesiones dedicadas a la vivencia del sueño y
de sesiones centradas en el análisis del mismo. Al inicio del ensueño
se le indica que inhiba toda actitud crítica, y que recuerde luego todo
lo que paso por su mente. Puede considerarse la sucesión de tres etapas
en el tratamiento: la fase primera, en la que se practican unos seis
ensueños dirigidos, por medio de los cuales se enfrenta al paciente con
todo tipo posible de situaciones vitales y se analiza su forma habitual
de reaccionar ante ellas; la fase segunda en la que se le facilita el
hallazgo de posibles respuestas alternativas no ejercitadas
anteriormente y a desarrollar nuevas actitudes; y la fase tercera en la
que se le ayuda a pasar de la experiencia imaginaria a la práctica real.
Imaginería afectiva guiada de Hans Leuner
La
primera descripción de este método aparece en 1954 en lengua alemana;
desarrollándose posteriormente como sistema en el marco de una terapia
orientada psicoanalíticamente. Este modelo se practica normalmente, o
bien como psicoterapia breve, con una duración entre 15 y 30 sesiones, o
bien como psicoterapia más profunda, en vistas a un cambio estructural
de la personalidad, en cuyo caso se prolonga más, pero resultando
siempre de mayor brevedad que el psicoanálisis clásico. Su campo de
acción abarca el análisis de la motivación inconsciente, la
interpretación del simbolismo, los mecanismos de defensa, el papel de la
transferencia y la contratransferencia y el significado terapéutico de
la liberación de los impulsos afectivos. Pero Leuner tambien reconoce
explícitamente que debe mucho a Jung como inspirador de su trabajo, y
que este le aporta también una base teórica para su método, aunque
considerando que no viene al caso los típicos temores expresados por los
jungianos respecto a la "manipulación de los arquetipos".
Un
principio básico del método de Leuner afirma que solo debe utilizarse
aquel tipo de material imaginario que permita al psiquismo del cliente
expresarse espontáneamente y sin resistencia.
Psicoterapia eidética de Akhter Ahsen
El
pakistaní Aktiter Ahsen es el creador de este modelo sumamente original
e independiente. Aparecen semejanzas de su trabajo con Jung -cuya
influencia tiene peso sobre el autor- y con las oniroterapias europeas
de Desoille y Leuner, pero se dan entre otras las siguientes
diferencias; a) La imaginería de las terapias eidética no consiste en
narraciones o viajes imaginarios; b) el elemento clave lo constituye la
imagen eidética. Ahsen la define como "una imagen visual normal que es
experienciada con pronunciada viveza, aunque no necesariamente evocada
en el tiempo de la experiencia por una situación actual, es vista en el
interior de la mente o fuera en el sentido literal de la palabra, y esta
visión se acompaña de ciertos eventos somáticos, como también de un
sentimiento de significado: la experiencia total en todas sus
dimensiones excluye la posibilidad de que sea patológica" (Ahsen, 1977,
p. 6).
Lazarus
creador de un enfoque conductual cognitivo multimodal, tecnológicamente
ecléptico no se recató de afirmar: "Comparados con los penetrantes
análisis de Akhter Ahsen sobre la formación de las imágenes y sobre el
proceso eidético, todos los otros usos clínicos de las imágenes aparecen
como singularmente embrionarios" (Lazarus, 1972): y refiriéndose al
conjunto del modelo lo considera "un hito en el desarrollo de un sistema
de psicoterapia eficaz verdaderamente integrador y comprehensivo".
El método de Ahsen se muestra eficaz para una gran variedad de
trastornos, pero destaca su efectividad terapéutica respecto a los
problemas psicosomáticos. Ahsen considera probable que la imagen
eidética es el único suceso psíquico "que es fundamentalmente
psicosomático y une mente y cuerpo en un todo singular indiferenciado"
(Ahsen, 1968, p. 45, cit. por Sheikti, 1978).
Psicoterapia de la imaginación de Joseph. E. Shorr
Shorr
define su método de "Psicoterapia de la imaginación" como: un proceso
fenomenológico y dialógico con mayor énfasis en el significado subjetivo
a través de la modalidad del ensueño (imaginería despierta) e
imaginación.
"La
proposición fenomenológica básica de la Psicoterapia de la Imaginación
reconoce la necesidad del individuo de llegar a darse cuenta de cómo se
define a sí mismo en relación con los otros, y como siente que los otros
le definen. Por ejemplo: Cómo yo me veo a mí. Cómo yo te veo a ti. Cómo
yo veo que tú me ves. Cómo yo veo que yo te veo" (Shorr, 1981, p. 697).
En
su concepción sobre la personalidad se encuentran integradas las
teorías de R.D. Laing y de H.S Sullivan. Shorr tiene presentes la
revalorización de la función de las imágenes que hicieron Jung,
Ferenczi, e incluso Fromm, que "aconsejó a los analistas practicar el
más pleno uso de su imaginación y sugirió el uso de los métodos de
imaginación activa para mejorar el flujo de las asociaciones libres de
los pacientes" (Shorr, 1981, p. 695). Para Shorr, el conocimiento de las
experiencias imaginarias (visualizaciones) de una persona son un
requisito para una comprensión profunda de toda persona como individuo y
como integrante del género humano. Por otra parte, una ventaja
importante, según él, del uso de la imaginería en la terapia lo
constituye frecuentemente el hecho de que conduzca a un incremento de la
motivación y compromiso del terapeuta a causa de la naturaleza
dramática del material recogido.
Clasifica
una larga serie de tipos de prácticas terapéuticas imaginarias -más de
cien tipos- en un conjunto de categorías de las que las principales son:
la imaginería espontánea, la fantasía guiada, la fantasía de la imagen
de sí mismo, imágenes dobles (dos fuerzas, dos muñecas, dos animales,
etc.), imaginería corporal, imaginería sexual, imaginería parental,
imágenes de la muerte, imágenes de tareas, imágenes catárticas (p.e. la
fantasía de enfrentamiento con el padre "malo"), etc.
La
psicoterapia de la imaginación trata de situar al paciente, por medio
de las visualizaciones mentales, en situaciones especiales que pueden
evocarle experiencias de interacción dolorosas en áreas problemáticas de
la vida y que le permiten volverlas a experimentar de otras formas, de
manera análoga a lo que hemos visto en los métodos de Desoille y de
Leuner, pero con una mayor variedad y flexibilidad en cuanto a los tipos
y ejemplos de imaginación que se aplican. Aquí no aparece la importante
presencia de interpretaciones freudianas que perduran en aquellos dos
modelos.
Los
preámbulos del procedimiento siguen los pasos habituales de las
oniroterapias: relajación, ojos cerrados, semioscuridad, voz suave del
terapeuta, silencio ambiental, etc. A continuación el terapeuta sugiere
el tipo específico de situación imaginaria apropiada para provocar un
material de interés en el proceso de autoconocimiento o de cambio
terapéutico. Las respuestas del paciente ayudan a discernir aquello que
está dispuesto a examinar, o para lo que está preparado, o lo que parece
negar. "Las respuestas del paciente a determinadas situaciones
estructuradas frecuentemente conducen de forma precisa a estados
emocionales -aquí y ahora- que tienen sus raíces en el pasado. El
terapeuta energetiza entonces la situación y las interacciones
personales con el paciente y le anima en su elección de acción dentro de
la situación. Esto le ayuda finalmente para una mayor elección de
acción en su realidad externa" (Shorr, 1981, p. 701).
Psicosíntesis de Roberto Assitgioli
Nos
encontramos aquí con un modelo que no reúne todas las características
de las oniroterapias si por éstas entendemos las que recurren a las
fantasías guiadas como procedimiento casi exclusivo, aparte de los
métodos de interacción verbal imprescindibles para el análisis y
elaboración de lo experimentado en aquellas. De todos modos, dado el
gran peso y riqueza de matices con que se ha venido utilizando este
recurso en Psicosintesis -probablemente no queremos excluirla de este
apartado.
"La
imaginación en el sentido preciso de de la función evocadora y creadora
de imágenes, es una de las más importantes y más espontáneamente
activas en sus dos aspectos, consciente e inconsciente. Por ello es una
de las funciones que debe ser regulada cuando es excesiva o dispersa;
desarrollarla cuando es débil inhibida; y finalmente ampliamente
utilizada dada su gran potencia.
"Esto
explica por qué en la terapia psicosintética nos ocupamos de ella de
forma especial, más si se tiene en cuenta que el uso de la imaginación
es uno de los medios mejores para alcanzar la síntesis de las diversas
funciones" Assagioli, 1965/1973, p. 124). Assagioli no sólo recurrió al
uso de las visualizaciones mentales sino también a las imágenes
cinestésicas, táctiles, gustativas y olfativas.
Al
igual que se sostiene en las oniroterapias, en Psicosíntesis se tiene
en cuenta el carácter de las imágenes como símbolos de contenidos de
psiquismo."La técnica de la fantasía guiada es capaz de revelar material
inconsciente del mismo modo que lo hacen los sueños, mientras ofrece la
ventaja de permitir que la conciencia y la voluntad de la persona
interactúe con ese material. Por ello crea un puente entre los niveles
consciente e inconsciente de la mente" (Crampton, 1981, p. 718).
OTRAS TERAPIAS QUE INTEGRAN LA IMAGINERÍA ESPONTANEA
Nos
referimos aquí a aquellos métodos que, reconociendo la vida propia de
las imágenes mentales, no las emplean como procedimiento exclusivo ni
necesariamente el principal. Solo señalaremos las más difundidas.
El
Focusíng de Eugene Gendlin, recurre con frecuencia a la fantasía guiada
y expontánea en dos de los seis movimientos que integran el conjunto
del procedimiento: en el primero denominado "Despejar un espacio" y en
el segundo "Formar la sensación-sentida del problema".
La
Terapia de la Gestalt de Fritz Perls utiliza la fantasía con cuatro
finalidades principales: "1) establecer contacto con un acontecimiento,
un sentimiento o una característica personal resistidos; 2) restablecer
contacto con una persona que no esta disponible, o con una situación
inconclusa; 3) explorar lo desconocido; 4) explorar los aspectos nuevos o
desacostumbrados de uno mismo (Polster, 1973/1980, p. 241).
Entre
las creaciones geniales de este autor es imprescindible destacar el
diálogo gestáltico, clásicamente denominado la técnica gestáltica de las
dos sillas. Puedes permitir que surja una imagen en la silla o cojin
vacío que tienes enfrente, hablarle, sentarte en el asiento opuesto y
"ser la imagen" y responder. Es asombroso que por el simple hecho de
cambiar de asiento y tomar así otro punto de vista, podamos acceder a
una perspectiva completamente nueva, sino incluso a una información
concreta que uno habría jurado que no conocía.
En
el Análisis Transaccional (A. T.) de Eric Berne. Es destacable el
trabajo del A.T. con los cuentos de hadas u otros cuentos o historias de
relevancia en la historia emocional del cliente, reviviendo con la
fantasía secuencias de los mismos en las que el sujeto se expresa desde
el personaje con el que se identifica principalmente, y del que se
analizan sus peculiares "posiciones vitales", "mandatos inhibidores", en
vistas a facilitar la superación del "guión de la vida".
El
método del Diario Intensivo de Ira Progroff, "está especfficamente
encaminado a ofrecer un instrumento y técnicas por las que las personas
puedan descubrir dentro de sí mismas los recursos que ellas desconocían
poseer. Se trata de permitir dirigirles el poder de contacto profundo
fuera de las experiencias actuales de su vida, de tal forma que puedan
reconocer su propia identidad y armonizarla con la identidad más amplia
del universo tal como lo experimentan" (Progroff, 1975, p. 10). En este
método se utilizan una serie de técnicas basadas especialmente en
diálogos imaginarios con partes de uno mismo.
En
cuanto al Psicodrama de Moreno, y sin necesidad de señalar las diversas
variantes del psicodrama que han ido surgiendo a partir de la creación
original de su iniciador, es un hecho que su práctica implica un
ejercicio de la fantasía acompañada de movimiento, gesto, interacción y
palabra, bien para intentar desbloquear una situación traumatizante
pasada bien para afrontar una situación difícil.
La
Terapia emotivo-reconstructiva de Morrison se interesa en recordar y
revivir emocionalmente experiencias primeras en vistas a sustituir el
sistema de construcción perjudicial que aquellas suscitaron por otro más
de acuerdo con la realidad actual del adulto. Este procedimiento
recurre habitualmente a las imágenes como agentes terapéuticos
primarios.
Otros
métodos con un denominador común análogo a los anteriores en cuanto al
uso de la imaginería son las diversas variantes de arte terapia y danza
terapia. y la programación neurolingúistica de Bandler y Grinder.
IMPORTANCIA DEL TRABAJO CON IMAGENES
Podemos
distinguir, con Horowitz (1978, 1983), tres Tipos o modos de
representación del pensamiento, o si se prefiere, tres dimensiones de
cognición y expresión: la motriz, la imaginaria, y la lingüística o
verbal.
Tras
un largo período de acentuado predominio del lenguaje, en la
interacción terapeútica, nos encontramos con un pluralismo de
modalidades extendido en los últimos treinta años, en buena parte a
partir del movimiento psicológico humanista.
Horowitz (1974, 1983), destaca cuatro tipos de usos principales con imágenes:
- 1) Obtener información útil para el estudio o diagnóstico de un caso. La imagineria peculiar de cada sujeto facilita pronto información sobre los conceptos de sí mismo, los patrones interiorizados de relación interpersonal, la capacidad expresiva, los estilos de defensas.
- 2) Facilitar la comprensión empática del terapeuta respecto al paciente. Permite al terapeuta formar en su interior imágenes como las descritas en las fantasías y sueños del sujeto, y puede captar contradicciones entre dichas imágenes y la comunicación verbal del cliente que delaten alguna posible dificultad en la relación.
- 3) Facilitar la expresión y el trabajo sobre temas conflictivos normalmente evitados o no integrados. Dada la acusada vinculación de las imágenes con los procesos emocionales, una visualización de la experiencia puede permitir la liberación de emociones y consiguientes cambios.
- 4) Transformación de sentimientos y actitudes. Los ejercicios imaginarios, con su comprobado poder evocativo de emociones, pueden practicarse para facilitar los cambios en estas, por ejemplo en situaciones de ansiedad patológica ante expectativas de sucesos futuros. No son suficientes todavía las investigaciones que prueben empíricamente la superioridad de la eficacia terapéutica de las imágenes, respecto a otros canales de comunicación, utilizada de forma exclusiva para facilitar el cambio intrasesión de una serie de problemas y en determinadas fases del proceso terapéutico.
Recopilando
una relación de aportaciones en este sentido, Sheikh y Jordan (1983)
señalan autores que muestran la eficacia comprobada de las imágenes
respecto a una gran variedad de trastornos neuróticos y psicosomáticos
(Ahsen, 1968; Sheikh, Richardson y Moleski, 1979; Sheikh, 1983),
trastornos diversos de ansiedad y fóbicos (Singer, 1974; Meichenbaum,
1977), trastornos depresivos (Schultz, 1978), disfunciones sexuales
(Singer y Switzer, 1980), insomnio (Sheikh, 1976), obesidad (Bornstein y
Sipprelle, 1973).
Los
usos terapéuticos de las imágenes han sido reconocidos en cierta medida
por la mayoría de las ramas de la psicología y la psicoterapia, tanto
de corte psicoanalítico como conductista, humanista o transpersonal.
Algunos enfoques se especializan en guiar a las personas por medio de
imágenes habituales como prados, colinas, cuevas o encuentros con seres
sabios o guías, que tienen un poder y significado universales. Otros
utilizan los símbolos o imágenes oníricas propias de la persona de la
persona como base para la exploración individual. Otros apuntan a sacar
partido de las imágenes para reducir el estrés y crear cambios positivos
en la vida de las personas. Las imágenes se están aplicando eficazmente
no solo en psicología y psicoterapia sino también en medicina,
deportes, pedagogía, negocios, formación de la creatividad y desarrollo
espiritual. Prácticamente cualquier actividad humana puede ser
potenciada de una manera u otra por medio de las imágenes. No obstante,
es de lamentar que a pesar de la multitud de teóricos y profesionales
que usan actualmente las imágenes y la visualización, éstas se sigan
considerando, desde el punto de vista convencional, como un enfoque
"alternativo" y no formen parte integral de las instituciones médicas o
educativas tradicionales (Dina Glouberman, 1989).
7.2. Método: Diálogos dramatizados con las imágenes
El
enfoque del trabajo con imágenes de Dina Glouberman tiene influencias
de la mayoría de teorías y prácticas en uso hoy en día. Es por lo que
nos vamos a centrar en su método para entender y trabajar los sueños.
Introducir
el trabajo con los sueños en nuestra vida puede resultar tan
emocionante como introducir las palabras en la vida de un niño, porque
tiene el mismo poder y versatilidad y cuanto más se practica tantas más
posibilidades se abren.
Para
Dina Glouberman los sueños pueden expresar diversos aspectos subjetivos
de la vida del soñador desde temores o deseos ocultos, propuestas
inconscientes para resolver un problema, mensajes paranormales o
predicciones futuras. Pueden expresar todas estas posibilidades y muchas
más. El terapeuta proporciona al soñador un método para que él/ella
descubra las posibilidades y significados implícitos en su sueño. El
método sigue el siguiente procedimiento:
- Prepararse, despejando un espacio y relajándose: Se invita al cliente a realizar una breve relajación muscular y mental, buscando un espacio imaginario donde se contemple en paz.
- Entrar en el sueño: Se invita al cliente a describir su sueño y se le ayuda a que vaya describiendo los personajes, lo que ocurre y el escenario del mismo, como si de un paisaje se tratara, describiéndolo como una película de principio a fin; y preguntándole que sensaciones corporales y emociones va despertando tal descripción.
- Estudiar el sueño: Desde la descripción hecha del escenario, se invita al cliente a imaginar que su espíritu se eleva y se observa a sí mismo/a desde diferentes ángulos, como si el escenario fuera tridimensional. Se le anima a describir desde esa visión espiritual como el yo onírico (el que acontece en el sueño) afronta la situación, y si le podría el yo espiritual sugerir algo para afrontar mejor o con más alegría la situación
- Convertirse en la imágenes: Se le pregunta al cliente que aspecto, persona o cosa le parece más importante destacado de su sueño y se le invita a introducirse en esa imagen, bien mentalmente, colocándola antes si, o bien imaginando que está ahí puesta sentada en una silla frente al cliente. Se le instruye para preguntarle cualquier cosa que desee a la misma, y también para imaginar que cambia de silla y responder como si fuera ese aspecto. Se le anima a describir no solo las preguntas y respuestas, sino también las sensaciones físicas y emociones que tal dialogo va despertando. Se puede proseguir de manera similar con otros aspectos de su sueño. Al final se hace lo mismo reuniendo todos los elementos del sueño como un todo y le pregunta: "Sueño, ¨qué quieres decirme?", y se anima al cliente a ser el sueño y responder. Puede ser de ayuda continuar el sueño: "¨Qué habría sucedido a continuación si no hubiese despertado en ese momento?"
- Integrar los puntos de vista: Cuando se crea que se ha aprendido algo de cada punto de vista, se invita al cliente a volver a su sueño como personaje central, observando a los otros personajes / elementos, y piensa en lo que cada uno le ha dicho, y que ha aprendido en conjunto. Si no ha sido satisfactorio, se invita al sujeto a adoptar un nuevo enfoque o actitud y se le invita a vivir su sueño desde ese enfoque alternativo, hasta que le resulte satisfactorio
- Revivir y continuar el sueño de forma fructífera: En la línea anterior se invita al cliente a desarrollar la cualidad alternativa que le sea más satisfactoria. Si se bloquea, se le sugiere salir un momento del sueño, y preguntarse si le hace falta algo más, y a volver al sueño, hasta que pueda proseguir de manera más agradable. Posteriormente se le indica llevar el sueño al futuro, y se le pregunta, como si el sueño interrumpido al despertar continuara, que ocurre, y se le invita a verlo desde diferentes perspectivas y personajes de ese nuevo desarrollo.
- Agradecer, reflexionar, mirar el futuro y emerger: Cuando el cliente se siente bien respecto a su sueño, se le indica que le agradezca a su inconsciente darle ese sueño, y a su consciente el haberlo trabajado, así como agradecer al inconsciente que integre lo nuevo aportado en esta experiencia, así como el favor de que le aporte nuevas experiencias en un futuro próximo. Para finalizar, antes de abrir los ojos; se invita al cliente a reflexionar sobre qué relación tiene el sueño con su vida, y que nuevos enfoques o soluciones le ha aportado. Se le invita a tomar nota y escribir un resumen de lo encontrado.
7.3. Caso clínico
La propia Dina Glouberman presenta un sueño personal al que titula "Perdida en un sueño”:
"Hace
unos meses soñé que iba en un tren y que tenía que ir al lavabo.
Erróneamente pensé que esto significaba que tenía que bajar del tren,
volver a la estación anterior y tomar otro tren para proseguir el viaje.
No
sabía dónde estaba ni cómo se llamaba la estación anterior. Busqué
desesperadamente un plano del metro de Londres y no encontré ninguno. Me
sentí muy confusa y frustada, pues el plano del metro parecía
esquivarme. Me desperté muy angustiada sin entender de qué trataba el
sueño".
Ella
comienza a trabajar con este sueño siguiendo el método propuesto
convirtiéndose en cada uno de los elementos del mismo, conversando con
ellos, a través de su yo onírico, incluso dándole instrucciones a este
cuando lo ve necesario.
De
este modo el plano le indica que no le necesita y que confíe en sí
misma para encontrar el camino. El tren le dice que había comprado un
billete, y por lo tanto debía saber donde yo me dirigía. El lavabo le
dice que tenía derecho a tomar un descanso y que no era necesario
cambiar de tren. No tenía nada más que relajarme y confiar en el tren.
Con estas seguridades, se reintroduce en el sueño y lo continua,
descubriendo que de pronto conoce su destino, un congreso entre el
universo y las naciones, en el que ella representa al universo, no
necesitaba ningún mapa, sino mas bien acopio de energías para afrontar
las tareas que le esperaban.
El
sueño tuvo un epílogo, que hace reflexionar a Dina sobre la conexión
del inconsciente con el mundo real: Al día siguiente se encontraba en el
tren pensando en el sueño, cuando una mujer se le acercó y me dijo que
se había equivocado de tren y si podía ayudarla. Le dijo que se parara
en la próxima estación y que allí se informara y cambiara de tren. Le
dijo que no tenía plano, y ella lo contesto que no lo iba a necesitar.
Dina continúa relacionando este sueño con otros anteriores donde se ve
funcionando con prisas y con la necesidad de satisfacer expectativas
ajenas, y como inconscientemente se le indica seguir su propio rumbo y
dar un giro a su vida tan ajetreada. De hecho ella es una psicóloga
bastante ocupada en dar cursos sobre las imágenes y sus usos, y había
dejado demasiado de lado asuntos más personales.
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