jueves, 17 de octubre de 2013
EFECTO DE LAS DROGAS EN EL CEREBRO
Ante una situación placentera las neuronas del núcleo accumbens (NAc) reciben dopamina, mientras la amígdala evalúa la recompensa prevista. Al mismo tiempo, la corteza prefrontal, que actúa en la toma de decisiones, procesa la información, compara opciones, y decide libremente la respuesta, actuando finalmente de una manera u otra.
En el NAC están las interneuronas, que descargan el neurotransmisor inhibidor GABA que controla y dosifica la liberación de dopamina. Normalmente las mismas neuronas que liberan la dopamina, la recapturan al interior. Y esto permite que nuestro cerebro mantenga un equilibrio, y no estemos ni eufóricos ni apáticos sin motivo.
Todas las drogas rompen el equilibrio de la dopamina, bien aumentando su concentración en el espacio de la sinapsis, o prolongando el tiempo que permanece antes de ser capturada.
-La cocaína por ejemplo, bloquea el recaptador de dopamina, lo que hace que ésta permanezca más tiempo en el espacio entre sinápsis, prolongando el efecto placentero.
-La anfetamina, otro psicoestimulante, además de impedir que la dopamina sea recapturada, aumenta la cantidad de la que se libera de nuevo, de forma que la concentración aumenta muy rápidamente.
- Por otro lado, la nicotina estimula directamente las neuronas productoras de dopamina.
-Los opiaceos, el cannabis, y la morfina, en cambio, impiden la liberación del inhibidor de dopamina, GABA.
El consumo crónico de cocaína, alcohol u opiáceos disminuyen además los receptores de la dopamina, que permanecen en niveles bajos incluso después de un año de dejar el consumo. Por eso disminuyen paulatinamente los efectos placenteros de la droga, y se crea la necesidad de una mayor cantidad para conseguir el mismo efecto. Se explica así la compulsividad asociada al síndrome de la abstinencia.
El hipocampo guarda la memoria del estimulo gratificante. Registra el recuerdo, de forma más intensa y duradera cuanto más placentero es el estímulo, estableciendo la memoria emocional esencial en la adicción.
En una situación normal la corteza orbito frontal, que interviene en el juicio, seleccionaría la respuesta después de analizar los datos. Sin embargo, cuando se ha producido la adicción el funcionamiento es diferente: se pierde el control sobre los circuitos del lóbulo frontal (relacionado con la motivación y la conducta) y se generan respuestas, automáticas y compulsivas. De esta forma, quienes sufren la adición no deciden sino que se encuentran obligados a consumir.
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