El trastorno paranoide de la personalidad se caracteriza principalmente por la presencia, de un modo generalizado y permanente, de una desconfianza excesiva e injustificada hacia los demás. Es más frecuente en el hombre que en la mujer.
Son personas que siempre han sido desconfiadas, mal pensadas, recelosas, que siempre piensan que los demás les están intentando engañar o perjudicar de algún modo. Por esto suelen estar alerta de todo lo que los otros dicen o hacen, interpretando, muchas veces sin motivo, que están tramando algo contra ellos. Siempre encuentran algún motivo de sospecha, alguna señal oculta que, a su juicio, desvela los malos propósitos que los demás tienen hacia ellos. No creen en la lealtad de los otros y siempre piensan mal de los desconocidos, incluso de sus personas más allegadas.
Por eso son tan reservados, no confían en nadie. Si se dejasen conocer mejor, los otros sabrían como perjudicarles. Si expusiesen a los demás sus planes, estos podrían truncarse. No suelen ser capaces de estar relajados en presencia de otras personas, sino que están siempre tensos, dentro de un mundo que se les antoja perpetuamente amenazante.
Muchos tienden por esto a la soledad. Esta falta de confianza la transmiten a los demás, de tal modo que se crea una mutua sensación de desconfianza, generada por ellos, que sirve para reforzarles en su actitud inicial.
Su trato, su afectividad, suele ser extremadamente fría y distante, con actitudes demasiado racionales y calculadoras, de las que se suelen enorgullecer. No permiten que los demás descubran sus sentimientos, y se avergonzarían profundamente si, en un momento dado, alguien pudiese verles emocionados o con comportamientos que impliquen cierta ternura.
Difícilmente son capaces de lograr lazos verdaderamente sanos, sencillos, abiertos, naturales, espontáneos y sinceros. Por el contrario, estos suelen ser fríos, distantes, rígidos, tensos, reservados, interesados, y artificiales.
Su escasa emotividad y la naturaleza de las relaciones que establecen con los demás hace que resulte difícil encariñarse de ellos, lo cual le sirve para confirmar su interpretación hostil del mundo exterior.
No soportan que nadie logre engañarles y se consumen si considera que alguna persona ha podido reírse de ellos, estafarles o tomarles por tontos.
Tiene poco sentido del humor. No suelen gastar bromas a los demás , y no soportan que se las gasten a ellos. Siempre las encuentran fuera de lugar y malintencionadas. Si en alguna ocasión excepcional sacan a relucir su sentido del humor, este resulta mordaz, áspero, satírico.
Generalmente son muy críticos e intolerantes a la hora de juzgar a los demás, a los que siempre descubren fallos y malas intenciones. Sin embargo, difícilmente soportan las objeciones que les puedan hacer a ellos, ya que las interpretan siempre como ataques directos, consecuencia de la envidia o del odio. Además, rara vez las olvidan, permaneciendo años después un sentimiento de rencor por la presunta ofensa sufrida.
Con los fuertes y superiores suelen ser precavidos y envidiosos, y muestran su desprecio por los que consideran débiles o blandos. Son demasiado ambiciosos y suelen darse a sí mismos una importancia exagerada.
Son exigentes con los que dependen de ellos, e intolerantes con sus defectos y errores, que los recuerdan frecuentemente exagerando su dimensión y repercusiones.
Suelen tener un concepto demasiado práctico y funcional de las cosas. Les interesan particularmente los progresos de la técnica, todo lo que se refiera a los nuevos aparatos, lo que son capaces de hacer, su exactitud, eficacia y comodidad. Por el contrario, desprecian los aspectos estéticos, no interesandose demasiado por el arte en sí mismo, salvo con alguna intencionalidad práctica de otra índole.
En este tipo de personalidad, los celos suelen ser extraordinariamente frecuentes. La desconfianza se extiende también a esta faceta en un sentido amplio. Suelen tener siempre en la cabeza la posibilidad que su pareja les pueda engañar en todos los planos, no solamente en el afectivo o sexual, sino también en el económico, con los hijos, etc. Esta situación puede ocasionar problemas importantes en las relaciones afectivas de estas personas, ya que la confianza es un pilar clave de la convivencia, particularmente de la conyugal. La desconfianza suele conducir a un distanciamiento afectivo, y muchas veces, siendo inicialmente injustificada, termina provocando motivos que la justifican, ya que a medio o largo plazo, puede incitar al otro a no decir la verdad, o a la infidelidad.
Es frecuente que a este trastorno de la personalidad se asocien otros, particularmente la paranoia, más conocida actualmente con el nombre de trastorno delirante paranoide. Esta alteración psiquica consiste esencialmente en la presencia de ideas delirantes, irreales, de las que se está plenamente convencido, a costa de una trama de detalles y de hechos minuciosamente relacionados, hasta el punto de que , aún resultando extraños y excepcionales pueden llegar a resultar convincentes para los demás.
La temática de estas ideas delirantes puede ser muy variada. Lo más común es que se trata del convencimiento de que la pareja es infiel (trastorno delirante paranoide, tipo celotípico), pero otras veces, el delirio tiene otros contenidos. Pueden creer que alguien les está persiguiendo, vigilando o perjudicando (tipo persecutorio), que alguna persona muy importante está muy enamorada de ellos (tipo erotomaniatico), que tienen algún defecto físico o enfermedad corporal (tipo somático), o que poseen una capacidad peculiar, mágica, paranormal (tipo grandioso).
Aunque es mucho menos frecuente, este trastorno de personalidad puede facilitar la aparición de otros trastornos psicopatológicos como la esquizofrenia paranoide. En estos casos, las ideas delirantes tienen un carácter mucho más absurdo y se asocian con alucinaciones generalmente auditivas o visuales, con pensamiento desorganizado e incoherente, y con otros síntomas más graves.
Principales características de la personalidad paranoide:
- Desconfianza.
- Suspicacia.
- Frialdad y distanciamiento afectivo.
- Actitud reservada.
- Escaso sentido del humor.
- Tendencia a la hipercrítica.
- Intolerancia.
- Preferencia por lo práctico.
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