Según las investigaciones realizadas sobre lesiones cerebrales podemos deducir que la memoria funciona con distintos mecanismos, niveles, modalidades o almacenes.
1. La memoria sensorial (MS).
Se registran datos con todo detalle (durante unos breves instantes (1 o 2 segundos) de una forma bruta y no significativa, es decir, pueden no tener ningún sentido para nosotros. Se trata de recuerdos muy precisos, casi idénticos a los estímulos que los han provocado. Incluye diversos tipos de recuerdos procedentes de los distintos órganos sensoriales, por lo que podemos hablar de una memoria visual, auditiva, olfativa, táctil o del gusto.
La memoria sensorial es, en general, muy fugaz: al menos que se transmita al siguiente “almacén” la información desaparece rápidamente y es reemplazada por otra nueva. Sin embargo es una memoria extraordinariamente precisa que registra una réplica casi exacta del original, como si fuera una cámara fotográfica. La memoria olfativa mantiene mucho más tiempo la información, además de aparecer asociada al contexto sensorial y emocional que rodea la información.
Es denominada también memoria de trabajo. La información es seleccionada y almacenada en ella durante un periodo de 15 a 30 segundos, o quizás, durante unos pocos minutos, y en una forma más significativa, es decir, los datos están ya codificados por mecanismos que permiten reconocer su significado, aunque es una memoria menos precisa que la memoria sensorial puesto que elimina detalles considerados innecesarios.
Su limitada capacidad exige que las nuevas informaciones vayan desplazando o empujando a las antiguas, seleccionando las que irán a la memoria a largo plazo (MLP) o permitiendo que se pierdan aquellas informaciones consideradas poco necesarias o irrelevantes; además, esta memoria activa las operaciones necesarias para conservar la información (repeticiones, codificación, organización, etc.) y soluciona problemas recuperando la información almacenada en la MLP.
Permite almacenar una cantidad reducida de información, hasta 7 ítems o paquetes significativos. Estos paquetes son fragmentos de información con significado (letras, números, imágenes, palabras, frases, etc.), y dependiendo de la capacidad de la persona y de la manera de codificar y agrupar la información pueden incluir más o menos datos. La MCP es un almacén con bastante consistencia, pues a diferencia de la MLP, no suele resultar dañada o afectada por edad o las lesiones cerebrales.
3. La memoria a largo plazo (MLP.)
En este almacén la información queda registrada de forma permanente, no se borra nunca, aunque a veces resulta difícil de recuperar. Su capacidad es aparentemente ilimitada, y el problema es la buena recuperación de los datos almacenados, que va a depender de la forma de organización de los datos, la integración en el conjunto, el estado de ánimo, etc.
En la MLP se registran datos de la propia existencia (memoria episódica), conocimientos, palabras e ideas (memoria semántica) y conocimientos básicos sobre procedimientos y operaciones (memoria funcional.) El paso desde la MCP a la MLP se realiza mediante la repetición y la organización del material. Esta organización se realiza mediante la asociación con otras informaciones, es decir, conectando las nuevas informaciones a otras que ya poseemos, quedando integrada en el conjunto (memoria significativa.)
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