lunes, 3 de marzo de 2014

ADICCIÓN AL SEXO

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La adicción al sexo o sexo compulsivo (también conocida como ‘donjuanismo’) se refiere a un conjunto de conductas con formato repetido y de carácter compulsivo dirigidas a mantener relaciones sexuales, habitualmente con diferentes parejas, con el fin de satisfacer un intenso y frecuente deseo sexual. Se calcula que un 6% de la población puede sufrir este trastorno.

Pero, ¿te has preguntado alguna vez “cuánta cantidad de sexo” es normal tener al cabo de una semana? No existe ninguna cifra que pueda responder de forma certera a este interrogante, ya que la frecuencia adecuada de las relaciones sexuales no las marca nadie más que la pareja. Lo que sí está claro es que, cuando el deseo de mantener relaciones sexuales es demasiado frecuente y la búsqueda de satisfacción del mismo ocupa gran parte del día a día, o interfiere de forma significativa trayendo consigo consecuencias negativas, es muy probable que hablemos de adicción al sexo.

Perfil de la persona adicta al sexo

El adicto al sexo se define por su comportamiento, el cual es fruto de sus deseos. De forma general, la persona adicta al sexo mantiene una actividad sexual excesiva, habitualmente promiscua e incontrolada. Además, suele presentar las siguientes características:

Varón joven (en el caso de las mujeres recibe el nombre de ‘ninfomanía’).
Problemas de control de impulsos, falta de concentración, etcétera. La satisfacción sólo la obtienen en el momento, sintiéndose posteriormente culpables por haber mantenido la relación.
Persistente en su conducta a pesar de las consecuencias negativas.
Tienen pensamientos sobre temas sexuales casi de forma constante y de manera intrusiva.
No es capaz de controlar su impulso sexual.
Promiscuo, su conducta sexual es ocultada mediante engaños, mentiras.
Frecuentemente recurre a la masturbación, encuentros con desconocidos, cibersexo, pornografía, prostitución…
El tiempo dedicado a la búsqueda de sexo le puede llevar al aislamiento, además de traerle problemas económicos y familiares.
Baja autoestima.
Presenta malestar similar al síndrome de abstinencia cuando no consigue mantener relaciones sexuales.
Causas de la adicción al sexo
La adicción al sexo es un trastorno que tiene diversas causas. Estudios recientes han encontrado algunos trastornos que comparten ciertas características con la adicción al sexo. Estos son el trastorno dismórfico corporal, el juego patológico y las compulsiones sexuales, agrupándose en la categoría de ‘trastornos del espectro obsesivo-compulsivo’.

Los aspectos que tienen en común nos dan pistas acerca del origen de esta patología: afectan a un porcentaje considerablemente elevado de la población (6%), presentan una edad temprana de inicio, el curso es crónico y responden adecuadamente al tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS).

A nivel ambiental se han encontrado factores implicados en el desarrollo de la adicción al sexo, como es el caso del fracaso social, la existencia de una familia de origen problemática, desestructurada o con abusos infantiles.

Finalmente, hay personas que presentan en su personalidad rasgos proclives a la “búsqueda de sensaciones”, algo que puede facilitar el desarrollo de adicciones -como es el caso de la adicción al sexo-, cuando esta característica es mal gestionada por parte de la persona que la presenta.

Síntomas y diagnóstico de la adicción al sexo

No existe un consenso respecto al etiquetaje del trastorno según los principales manuales diagnóstico en salud mental. Según la CIE-10, la adicción al sexo forma parte de un grupo de trastornos incluido en la categoría diagnóstica de ‘Impulso sexual excesivo’. Por su parte, y hasta el momento, el DSM-IV-TR no lo considera con entidad diagnóstica por sí mismo, si bien, incluye a este tipo de alteraciones dentro del Trastorno Sexual no Especificado.

En su próxima edición (DSM-V), la adicción al sexo obtendrá denominación clínica de trastorno de la hipersexualidad, cuyos síntomas generales para su diagnóstico son:

Falta de control sobre la conducta sexual inapropiada.
Comportamiento sexual persistente con características autodestructivas.
Incapacidad de evitar o reprimir dicha conducta.
Cambios severos de humor relacionados con la actividad sexual (por ejemplo depresión o euforia).
Aumento gradual del número de relaciones sexuales.
Inversión de una cantidad de tiempo excesiva para buscar relaciones sexuales.
Interferencia negativa de esta conducta sexual en las actividades sociales ocupacionales o de ocio, o consecuencias de tipo médico o legal.
Existe una elevada asociación entre la adicción al sexo y las parafilias (por ejemplo voyeurismo, así como con otros padecimientos tales como otros trastornos del control de los impulsos (ludopatía, etcétera), el trastorno obsesivo-compulsivo, la depresión y trastornos de personalidad.

Tratamiento de la adicción al sexo

El objetivo del tratamiento de la adicción al sexo es enseñar al paciente a controlar la compulsión al sexo y ayudarle a mejorar sus relaciones interpersonales. Las técnicas cognitivo-conductuales son las que se muestran más eficaces en este tipo de trastornos. El proceso de intervención desde estas técnicas se basa en una evaluación previa del problema que es seguida de un programa de tratamiento de educación sexual, el cambio de actitudes sexuales, manejo de emociones y relaciones interpersonales y técnicas de exposición con prevención de respuesta dirigidas a controlar los comportamientos compulsivos.

Para ello, se combinan diferentes estrategias dirigidas a adquirir un control sobre la manifestación psicofisiológica de la emoción (por ejemplo mediante técnicas de relajación) y sobre la manifestación cognitiva de la misma (por ejemplo técnicas de detección del pensamiento, autoinstrucciones…).

Para poder seleccionar la técnica más apropiada a utilizar en cada adicto al sexo es fundamental tener en cuenta tanto las características del paciente (rasgos de personalidad, recursos personales, intentos previos de solución) como el funcionamiento del problema (historia previa, desarrollo, factores que mantienen actualmente el problema…).

Las estrategias cognitivas y de manejo emocional anteriormente mencionadas deben combinarse con entrenamientos conductuales, consistentes en la combinación de diferentes técnicas basadas en el aprendizaje de nuevas conductas o en la eliminación de las ya existentes. Los entrenamientos conductuales enseñan al paciente a hacer frente a la situación (el deseo de mantener la relación sexual) sin llevar a cabo la compulsión (mantener la relación sexual). A este tipo de técnica se le denomina ‘exposición programada con prevención de respuesta’.

La exposición programada en sus diversas modalidades (con o sin terapeuta, en vivo o en imaginación) es la alternativa conductual más frecuentemente empleada en estos casos. Esta técnica permite que el paciente se enfrente a las situaciones internas (por ejemplo estados emocionales como la ira) o externas (como ver a una persona que le resulte atractiva) que le generen el deseo sexual sin que ponga en marcha la respuesta sexual como hacía hasta el momento. Las técnicas psicofisiológicas y de manejo emocional a las que anteriormente hacíamos referencia hacen posible este objetivo cuando el paciente se enfrenta a dichas situaciones.

En algunos casos, la psicoterapia debe acompañarse de terapia farmacológica prescrita por el psiquiatra. Los ISRS son fármacos antidepresivos que se han mostrado altamente eficaces en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo y que también son frecuentemente empleados para el tratamiento de la adicción al sexo.


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