viernes, 31 de enero de 2014

EL RECHAZO TÓXICO




Lo que tenemos por delante y lo que dejamos atrás es insignificante
en comparación con lo que está dentro de nosotros.
OLIVER WENDELL HOLMES

La toxicidad del rechazo tiene que ver con todo lo que hacemos para obtener la
aceptación, una necesidad digna de todo ser humano pero mal buscada. Buscamos la
aceptación en el exterior, pero el rechazo está en nuestro interior.
La gente no tiene la autoridad para rechazarte ni aceptarte. Solo tú puedes hacerlo.

El rechazo es la hemorragia emocional más dolorosa que una persona puede
tener, porque ser aceptado es el pasaporte que te habilita y te da permiso para vivir.
Nadie puede vivir sin ser aceptado, y esto no se compra, sino que se construye desde
dentro. Los primeros que nos dan esta validación necesaria son nuestros padres,
pero, luego, iremos descubriendo que cada uno de nosotros tiene la capacidad de
darse valor.

Cuando una persona ha experimentado el rechazo, sangra a donde quiera que va
y la muestra es que la aceptación sale de su propia boca y no de los demás. «¿Has
visto el coche que me he comprado?» «¿Sabes de dónde es esta camisa?» «Mira qué
reloj más bonito me he traído de Europa.» «Mira qué guapa es la chica que he
conocido.» Dice el libro de Proverbios: «Que te alaben los extraños y no tu propia
lengua.»

La gente rechazada sobreestima las opiniones de los demás. Se trata de personas
hipersensibles que, a través de la manipulación, intentarán tener al resto bajo su
control, lo cual hace que la gente se aleje.

El rechazo emocional es tóxico y se trata del mayor impedimento a la hora de disfrutar de todo lo alcanzado.
Cuando una persona se siente rechazada, no puede disfrutar en absoluto de nada
de lo que posee, porque solo se concentrará en si es querida, felicitada, validada o
no. Validar quiere decir «dar fuerza, firmeza a una cosa o a una persona».

Una persona que se siente rechazada (y no necesariamente lo es) no puede
disfrutar ni de una salida, ni de un coche, ni de cualquier éxito que alcance, ya que
sus ojos estarán puestos en «los otros», es decir, «en la validación de los otros», y
nada de lo que alcance será suficiente.

Debo saber que, si busco acumular objetos para elevar mi autoestima, me convertiré
en el carcelero de mis pertenencias. Si dependo de ellos para sentirme fuerte y poderoso, haré que los objetos se transformen en una adicción para seguir viviendo. En esta instancia, ya no podré
disfrutar de los logros nuevos que adquiera, porque tenerlos no me hará más feliz,
sino que los utilizaré para levantar mi estima.

De ahí parte que muchas de las actitudes que se forman en la persona sean
tóxicas: ambiciosas, miserables y avaras. No importa si son muchos o pocos los bienes
que has acumulado, el rechazo te impide el gozo.

• El rechazo nos convierte en personas y seres susceptibles. Esto es así porque,
cuando lo que buscas es la aprobación de la gente, te conviertes en esclavo de
ellos.

• El rechazo nos impide echar raíces. Mientras no nos afirmemos como personas,
seremos errantes. Siempre estaremos buscando nuestro lugar en el mundo.

• Las personas rechazadas no se cuidan. Como no pueden cuidarse, se refugian
muchas veces en las drogas, en el alcohol o se aíslan del mundo que las rodea.
Además, una persona rechazada es transmisora de su propio rechazo.

Si te sientes rechazado, debes comprender que, herido, solo serás capaz de dar
aquello que has recibido. El rechazado hará todo lo posible para ser rechazado.
Harás todo lo posible para rechazar, aun en circunstancias en las que, para tu
sorpresa, seas felicitado.

Por eso es por lo que necesitamos sanar el rechazo que sentimos. La aceptación, el
valor, no puede dártelo la gente, tú mismo tienes que dártelo. No permitas que nadie
marque tu corazón.

Si buscas el reconocimiento en el exterior, no podrás disfrutar de ningún éxito, de
ninguna alegría, porque lo que para ti es importante tal vez no lo sea para el otro.
Quiero decirte que tu estima y tu felicidad no dependen ni de lo que posees ni de
las palabras que el otro quiera dedicarte. Tu autoestima crecerá a medida que te
aceptes como persona y comiences a hablar bien de ti mismo.

Tu herencia y tu destino estarán marcados con la fuerza y la energía, con los
sueños y con las metas con las que decidas comenzar cada mañana. Tienes que
cuidarte tú, nombra tus puntos fuertes, decreta que tu día va a ser de éxito.
Concéntrate en el objetivo y no en la gente, porque, si no, con el tiempo, quedarás
atado a ella.
Y recuerda que lo que más se nos ha repetido es lo que formaba parte de nuestra
imagen.
Tu vida sigue tus pensamientos y, de acuerdo a la calidad de tus pensamientos, serán
tus creencias:
tu vida nunca irá más lejos de lo que piensas.



1. ¿CUÁNTAS VECES NOS HAN RECHAZADO O, POR EL
CONTRARIO, HEMOS RECHAZADO NOSOTROS?

Cuando hablamos de rechazo, puede que nos sintamos algo incómodos, ya que es
un sentimiento que, valga la redundancia, tendemos a rechazar. No nos gusta hablar
de rechazo, porque genera sensaciones o reacciones que nos resultan difíciles de
entender o cambiar.

Sigmund Freud sostenía que lo contrario del amor no era el odio, sino la
indiferencia. Según Freud, creemos que tanto con el amor como con el odio la
persona siente que existe, mientras que la indiferencia representa la no existencia.
Muchas veces inconscientemente le decimos al que está a nuestro lado cosas como
estas: «Te pido que me ames o que me odies, pero por favor hazme sentir que estoy
vivo», «Si no me das un beso, dame una bofetada».

Y es evidente que no hay peor sentimiento para la vida de un ser humano que
darnos cuenta de que para el otro no existimos. De alguna manera, todos aspiramos
a sentirnos reconocidos en el otro. Es indudable, pues, que el rechazo y el abandono
pueden producir distintos trastornos en la conducta de un individuo.

Por lo general, muchas personas que tienen alteraciones espirituales, mentales y
emocionales no han visto satisfechas sus necesidades de amor y afecto en su niñez.
Muchas conductas ilógicas tienen sus raíces en una necesidad interior generalmente
vinculada al hecho de que sus necesidades de amor no han sido satisfechas.
Muchas de tus tristezas inexplicables tienen una sola explicación: no quisiste como los otros necesitaban o no te quisieron como esperabas.

La gente te acompañará solo hasta ahí, hasta donde son capaces de llegar, pero
habrá un momento en que estarás solo. En tu hora más difícil, nadie te acompañará,
estarás solo.

En el peor momento, nadie nos llamará. Cuando más lo necesitemos, nadie estará.
Es así, en el tramo más difícil nos quedaremos solos. «Las personas nos acompañarán
hasta la mitad del camino.»

En muchas ocasiones, nos sentimos desprotegidos, solos y angustiados, dado que el
ser rechazado es una emoción que nos hace daño y nos detiene. El rechazo es la
hemorragia emocional más dolorosa que una persona puede tener, porque ser
aceptado es el pasaporte para darte permiso para vivir y ser feliz. Cuando una
persona ha experimentado el rechazo sangra donde quiera que vaya.
Sin embargo, tienes que saber que:

• El rechazo no puede detenerte ni limitarte.
• El rechazo no puede debilitarte.
• El rechazo no puede condicionarte.

No estás hecho para el NO. No fuiste creado para, luego, ser rechazado. Eres
aceptado y tienes valor desde el mismo minuto que saliste a la vida. Desde el
momento en que conoces esta verdad, ya no necesitarás hacer más exámenes.
Si te has equivocado, no importa; siempre hay una nueva oportunidad para volver
a empezar. No confrontar los errores es como una infección que, cuando no se trata,
puede destruir toda una vida.

Es importante que comiences a entender que no importan todas las veces que
hayas sido rechazado, porque tú eres una persona de éxito con un destino por
alcanzar. En la vida lo más importante no son los acontecimientos, sino los
pensamientos que tienes con respecto a aquello que te está pasando.
Estás preparado para dejar de escuchar lo que los otros dicen o esperan de ti.




TÉCNICAS PRÁCTICAS Y SENCILLAS PARA SENTIRNOS LIBRES
DE TODO RECHAZO

• El rechazo se anula cuando decido usar sabiduría
La sabiduría mueve la fuerza, pero la fuerza nunca mueve la sabiduría. Podrías
seguir como estás, pero algo sabio sería decidirte a rechazar el rechazo y
comenzar a disfrutar de la vida.

• El rechazo se anula cuando invierto en mí
No puedes dar lo que no tienes. Como me trato, te trato. Como te trato, me trato.
El que no se respeta no te respeta. Cuídate a ti mismo. Solo serás capaz de dar a
los otros lo que te des a ti mismo. Invierte en ti y date tiempo, perdónate.
Descubre el potencial que permanece escondido.

• El rechazo se anula cuando hablo bien de mí
Habla bien de ti. Hay gente que sabe decir lo bueno que otros tienen, pero en
cuanto a ellos, no saben responder. ¡Habla bien de ti! Si tú no te cuidas, nadie va
a cuidarte. Nombra tus puntos fuertes. Determina que el día de hoy es tu mejor
día. Todo lo que salga de tu boca te curará o te hará enfermar. Comienza a
hablar bien de ti mismo para recuperarte y encontrarte cada día mejor. Aquello
que más se nos repitió es lo que determinó nuestra imagen. Transforma tu
propia imagen a través de las palabras. Tus palabras son el mejor capital que
tienes, y tu boca es el administrador, por eso, si es para ti, ¡date lo mejor!

• El rechazo se anula cuando me regalo lo mejor
Cuando comas, come lo mejor. Cuando te vistas, compra una prenda que sea
buena para transmitirle a tu cuerpo que hoy tiene una sola prenda, pero que
mañana van a ser dos y pasado mañana todo lo que te pongas va a ser de
primera, porque tu mente ya no es la de un perdedor, sino la de una persona
sana y libre que sabe el valor que tiene su vida y, como tal, la atenderá. Dentro
de tus posibilidades, regálate y prémiate con lo mejor que puedas darte.

• El rechazo se anula cuando me junto con gente que ya lo ha logrado
Si quieres saber cómo es la autoestima de alguien, tienes que mirar su compañía.
Júntate con gente que añada valor a tu vida, con gente que añada bendición.
Fuiste hecho para caminar en victoria, para que sueñes: la sangre del campeón
está dentro de ti. Júntate con tus mentores, con aquellos que están por delante
de ti en la carrera.

Anula todo rechazo, abandono, castigo, todo estigma, toda comparación, toda
exigencia desmedida que cargaron sobre tus hombros.
Anula el abandono, el castigo. Comienza a cuidar de ti mismo, a valorarte.
La gente te pone precio, pero tú sabes que tu vida no tiene precio, sino valor.
Empieza a cuidarte, date tiempo, regálate lo mejor, camina con los que suman a tu
vida.

La felicitación es agradable y la aprobación útil, pero no trabajes buscando la
aprobación de los demás, el hacerlo te hará desviarte del objetivo y de la meta.
¡No seas esclavo de la gente! Cuando alguien te rechaza, aléjate de ese lugar, ¿para
qué te vas a quedar ahí?
Eres valioso, único e irrepetible, original, con algo que ofrecer que solo tú tienes.
Si lo crees y lo aceptas, llegará el día en que no necesites mendigar la felicitación de la
gente. Afírmate a ti mismo.

Necesitas aprender a concentrarte en la gente que te ama y no en quienes te
rebajan y anulan tu ser. ¿Estás listo para hacerlo?

• Libérate de todo sentimiento que te haga sentir «no apto».
• Libérate de todo sentimiento y toda palabra de desvalorización.
• Libérate de la depresión, esa incapacidad que te ahoga y no te permite expresar
lo que sientes.
• Libérate del perfeccionismo, de los miedos.
• Libérate de lo material, los recuerdos tristes, los ritos, las costumbres, las
creencias erróneas que no te sirven para crecer y ser libre de la culpa y de
aquellos miedos heredados.
• Libérate de tu historia, tus muertes y todas esas viejas emociones que hay en tu
corazón.
• Libérate de aquel amigo o amiga que dejó de hablarte.
• Libérate de tus ex, ya sean parejas, amigos, jefes. No tengas temor de
desprenderte de todo lo viejo.
• Libérate de las emociones que te hieren y te aprisionan.
• Libérate, libérate de todo lo que tienes miedo a perder para que, cuando ya no
esté en tu vida, no te duela y permitas la entrada a lo nuevo. No guardes rencor
a nadie, vuelve a sonreír. Para el que cree todo es posible.
• Libérate de toda imagen errónea que tengas de Dios. Él no te condena ni te acusa
de nada. Todo lo contrario. Él anhela verte sano, recuperado, próspero, feliz.
• Libérate de los momentos de éxito que has tenido, porque los mejores están por venir.


Libérate y sé feliz.
No hay nada más hermoso que invertir
tu vida en metas y sueños.
No mires hacia atrás, no te detengas,
no pierdas tiempo.
Libérate del dolor, de las emociones tóxicas.
Después perdónate y perdona,
y una vez que lo hagas, recuerda que,
para el que cree, todo es posible.

viernes, 10 de enero de 2014

PERSONALIDAD ESQUIZOIDE Y ESQUIZOTIPICA




http://www.mercaba.org/Delgado/Personalidad/indice.htm


La personalidad esquizoide.

Las personas con un trastorno esquizoide de la personalidad se caracterizan esencialmente por su incapacidad para establecer unas relaciones sociales minimamente suficientes y adecuadas. Esta característica se va acentuando con el tiempo, si bien suele estar ya bastante presente desde la infancia.

Su carácter es excesivamente frío y distante. Los demás ocupan un lugar muy poco importante en su vida. Manteniéndose singularmente indiferentes ante las opiniones, aprobaciones y críticas de los otros, por igual que sucede en el terreno afectivo. Incapaces de sentir y expresar sentimientos cálidos y afectuosos.

Son introvertidos, retraídos y solitarios. Tienen muy pocos amigos, uno o, generalmente, ninguno. El distanciamiento afectivo también incluye a los miembros más próximos de su familia. Evitan las relaciones sociales y si, accidentalmente, están dentro de un grupo, son muy poco participativos.

Se les puede observar con frecuencia ensimismados, enfrascados en sus propios pensamientos o fantasías, como si estuviesen soñando despiertos. Tienen muy poco sentido del humor y rara vez participan de las bromas de los demás.

Es excepcional que lleguen a establecer una relación amorosa. Cuando esto sucede, ellos nunca han iniciado la relación, y a lo largo de la misma mantendrán siempre un papel esencialmente pasivo.

Como consecuencia de todo lo anterior, suelen ser personas con escasas habilidades sociales, que viven relativamente satisfechas dentro de su profundo aislamiento, sin ningún deseo de que esta situación cambie.

Principales características de la personalidad esquizoide:
-         Dificultades para relacionarse y desinterés por conseguirlo.
-         Introversión.
-         Frialdad y distanciamiento afectivo.
-         Excesiva indiferencia hacia los demás.
-         Actitud reservada y retraída.
-         Tendencia a la soledad.
-         Escasa participación en actividades sociales.
-         Tendencia a la fantasía y al ensimismamiento.


La personalidad esquizotípica.

Se trata de un trastorno de la personalidad que se manifiesta por una serie de síntomas que recuerdan, en cierto modo, a la esquizofrenia, si bien estas dos anomalías son muy diferentes: en el primer caso se trata de un trastorno de la personalidad, mientras que el segundo constituye una grave psicosis.
En la personalidad esquizotípica, los síntomas tienen un carácter relativamente permanente y estable, por el contrario de lo que sucede en la esquizofrenia, en la que la sintomatología, mucho más intensa y llamativa, cursa en forma de brotes agudos y recortados en el tiempo. No obstante, resulta interesante que se haya comprobado cómo este trastorno de la personalidad es más frecuente en las familias en las que algunos de sus miembros padecen o han padecido esquizofrenia.

Estas personas tienen tendencia a las fantasías y desarrollar un pensamiento mágico, por el que creen en supersticiones, capacidades extrasensoriales, fenómenos paranormales, etc; considerándose a sí mismos, o a veces a otras personas, dueños de "sexto sentido", de capacidades telepáticas, perceptivas, premonitorias, adivinatorias, etc.

Frecuentemente padecen ilusiones sensoperceptivas y sensaciones extrañas, como la sensación de presencia de fuerzas ocultas, de espíritus o de personas ausentes.

A estos fenómenos se suele añadir una cierta despersonalización; es decir, una sensación de notarse a sí mismos como cambiados, diferentes, con una identidad modificada y dificil de reconocer. También es frecuente la desrealización o sensación injustificada de que la realidad, el espacio exterior, esta  cambiada, extrañamente modificada.

También son frecuentes las interpretaciones inadecuadas (delirantes) de percepciones o sucesos normales, que estas personas consideran especiales y dotadas de un significado simbólico o particular, en relación con su pensamiento mágico. Muchas veces, éstas les llevan a considerar que los demás les acosan, persiguen, les trasmiten mensajes de un modo simbólico, les adivinan o manipulan su pensamiento, etc.

Con estas alteraciones se comprende que sean bastante comunes las ideas de tipo autorreferencial (todo está en relación con ellos) y la desconfianza, sospecha y suspicacia propias de los cuadros paranoides. Esto les crea graves problemas en sus relaciones sociales, ya que son muy susceptibles frente a comentarios, críticas o conductas de los demás, ya sean reales o imaginarias.

Por otra parte, son personas frías y distantes, con pocas habilidades sociales y con frecuentes anomalías de comunicación, como el empleo de un lenguaje vago, extraño y metafórico, resultando muy dificil lograr una suficiente sintonización con ellos.

Como consecuencia de todos estos factores, es muy dificil que logren desarrollar una actividad laboral adecuada, salvo en trabajos muy individualistas. Generalmente, estas personas terminan viviendo dentro de un gran aislamiento social, o, a veces, integrándose dentro de pequeños subgrupos marginales en los que se aceptan como naturales estas alteraciones del pensamiento y de la sensopercepción.

Con cierta frecuencia, esta personalidad esquizotípica causa en el que la padece síntomas añadidos como ansiedad, irritabilidad, y alteraciones del estado de ánimo, particularmente síntomas depresivos.

Muchas veces, se presenta asociada a otros trastornos diferentes de la personalidad, especialmente con la llamada personalidad límite o bordeline. También puede favorecer la aparición de otros trastornos psicopatológicos, como la psicosis reactiva breve.

Principales características de la personalidad esquizotípica:
-         Pensamiento mágico.
-         Tendencia a la fantasía.
-         Ilusiones y errores sensoperceptivos.
-         Interpretaciones inadecuadas de sucesos normales.
-         Dificultades en las relaciones sociales.
-         Comunicación verbal peculiar. Frialdad y distanciamiento afectivo.
-         Despersonalización y desrealización.





La doble personalidad.

La doble personalidad consiste en un trastorno disociativo de la identidad del "yo" por el cual una persona posee dos personalidades distintas; es decir, tiene dos formas de ser diferentes, con sus respectivas estructuras, pautas de conducta, criterios y formas de reacción que condicionan su forma de actuar. Dependiendo de diversas circunstancias, generalmente debido a situaciones de tensión psíquica, se pasa de una personalidad a otra, por lo que también se le ha denominado a este trastorno "personalidad alternante". En algunos casos existen tres, cuatro o más personalidades, con lo que se habla de "personalidad múltiple".

En la mayoría de los casos las diversas personalidades tienen características opuestas entre sí, tal como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde de la famosa novela de Stevenson. Además de tener características psicológicas completamente distintas, pueden pertenecer a distinto nombre, sexo, profesión, edad, nacionalidad, raza, etc.

El paso de una personalidad a otra suele suceder de un modo brusco. Una vez producida la transformación, lo más común es que se produzca una amnesia por la cual se olvida, total o parcialmente, lo sucedido mientras dominaba la personalidad anterior. También es habitual que cada personalidad no tenga conocimiento de las otras. Se han descrito casos en los que personas con este trastorno mantenían diálogos internos en los que participaban simultáneamente sus diversas personalidades.

La doble personalidad es una alteración rara, que afecta más a las mujeres que a los hombres, particularmente a los jóvenes y adolescentes. Se suele asociar a trastornos psicosexuales y de pérdida del control de los impulsos. En su libre evolución, también es frecuente que se intercalen breves episodios de psicosis reactivas.

Principales características de la doble personalidad:
-     Existencia de dos personalidades completas y distintas en una misma persona.
- Alternancia en la presencia de ambas personalidades, condicionándose alternativamente el comportamiento.
-         Cuando domina una personalidad no se recuerda lo correspondiente a la otra.
-         Las dos personalidades pueden desconocerse o hablar entre sí.

LA PERSONALIDAD LIMITE O BORDELINE



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La personalidad bordeline recibe su nombre como consecuencia de que históricamente se la ha situado, desde el punto de vista clínico, en una franja intermedia, en el "límite" que separaba las psicosis de las neurosis. Se trata de un trastorno caracterizado esencialmente por la impulsividad, agresividad, inestabilidad, y comportamientos anómalos e imprevisibles.

Son personas que actúan de un modo impulsivo, sin reflexionar, reaccionando en algunas ocasiones con una cólera y una agresividad injustificadas e imprevisibles. Este agresividad pude estar dirigida contra los demás o contra sí mismos, siendo frecuentes las automutilaciones o las tentativas de suicidio. Esta agresividad se puede acompañar también de comportamietnos masoquistas.

Esta falta de autocontrol puede manifestarse también en forma de gastos inútiles y desproporcionados, comer en exceso, o conductas arriesgadas sin finalidad.

También son comunes los comportamientos antisociales o delictivos en forma de robos, venta de drogas, prostitución, proxenetismo, etc; y comportamientos sexuales anómalos como promiscuidad, relaciones homosexuales (muchas veces, sin que exista homosexualidad) y parafilias (desviaciones sexuales como paidofilia, zoofilia, sadomasoquismo, etc).

Cuando se habla de sus comportamientos tienden a mentir, a negarlos o a intentar justificarlos culpando a los demás. Sus relaciones afectivas son muy inestables, caracterizadas por su intento de manipular a los demás en su propio beneficio, por la dependencia que terminan estableciendo con ciertas personas y por el paso brusco de la idealización a la devaluación de los demás. También son muy inestables en el terreno laboral o escolar.

Estas personas suelen sentirse permanentemente con una sensación de vacío interior y de aburrimiento, que refleja una vida interior pobre, primaria y desajustada. No soportan la soledad, necesitando estar continuamente acompañados por alguna persona,  aunque ésta no sea de su agrado. A estos sentimientos se suele añadir una sensación de "despersonalización", es decir, de notarse raros a sí mismos, cambiados, como si no se fuesen ellos mismos; junto con la impresión de que la realidad es distinta, extraña, irreal, como si de repente se hubiese transformado ("desrealización").

Estas sensaciones les conducen a abusar del alcohol o de las drogas, a veces de un modo impulsivo, lo cual aumenta y agrava las complicaciones del trastorno. Es frecuente que terminen alcohólicos o con alguna drogodependencia. También son comunes entre ellos los trastornos depresivos y psicóticos, particularmente las psicosis reactivas breves, muchas veces desencadenadas por el consumo de drogas.

Principales características de la personalidad límite o bordeline:
-         Impulsividad.
-         Irritabilidad.
-         Auto y heteroagresividad.
-         Falta de sinceridad.
-         Despersonalización y desrealización.
-         Sentimientos permanentes de vacío y aburrimiento.
-         Intolerancia a la soledad.
-         Comportamientos imprevisibles e irresponsables.
-         Inestabilidad afectiva.
-         Inestabilidad laboral o escolar.
-         Excesiva dependencia.
-         Tendencia al abuso de alcohol y otras drogas.
-         Alteraciones sexuales.

PERSONALIDAD HIPOCONDRIACA O APRENSIVA


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Existen descripciones de casos de hipocondría desde los tiempos de Hipócrates. Su nombre se debe al hecho de que los griegos asociasen los cambios mentales con modificaciones de los órganos situados en la zona del abdomen denominada hipocondrio.

La personalidad hipocondriaca se caracteriza por una exagerada tendencia a la autoobservación y vigilancia de la corporalidad propia, debido al temor persistente, injustificado y excesivo a la enfermedad o la muerte.

Las personas hipocondriacas suelen estar demasiado volcadas sobre ellas mismas, lo cual les impide muchas veces estar suficientemente pendientes de los demás y sus necesidades, por lo que dan la impresión de ser muy egoístas. Entre ellos son frecuentes las actitudes narcisistas y egocéntricas. Suelen tener una sensibilidad exagerada hacia las críticas de que son objeto de los demás. Aunque muchas veces no es así, son personas más bien materialistas.

Son obstinados en sus planteamientos, particularmente con los que hacen referencia a enfermedades, su tratamiento y prevención, a fármacos, médicos, etc. También suelen ser desconfiados respecto de este tipo de temas, realizando una interpretación errónea y alarmista de cualquier molestia o síntoma físico que puedan observar. También suelen ser muy sugestionables en lo que se refiere a enfermedades y síntomas, y bastante escrupulosos. En bastantes casos, se presentan pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos en relación con enfermedades, su contagio o trasmisión.

Algunas personas hipocondríacas se muestran también muy aprensivas respecto de la salud de sus hijos y otras personas queridas. Es un trastorno que se puede trasmitir de padres a hijos por este motivo. La continua y exagerada preocupación del padre porque los hijos puedan tener o contraer una enfermedad, le lleva a proporcionarles cuidados excesivos, a preocuparles respecto de enfermedades, a aconsejarles hábitos exagerados en relación con la salud, a convertirles a su vez en hipocondríacos, en definitiva.

Otras veces, este tipo de personalidad se ve favorecido por experiencias traumáticas en relación con enfermedades o muertes de personas próximas. En otras ocasiones, lo que sucede es que se comienza con síntomas físicos propios de la ansiedad, como taquicardia, palpitaciones, disnea, opresión precordial, cefaleas, vértigos, mareos, visión borrosa, algias diversas, etc., que llevan al paciente a ser sometido a una larga serie de exploraciones somáticas, sin que se logre evidenciar patología alguna.

Comienza a aparecer entonces la duda, cada vez más preocupante, sobre la naturaleza de su trastorno, cobrando cada vez más fuerza la idea de que se trata de una enfermedad muy grave (que tal vez le ocultan) o muy extraña y dificil de diagnosticar.

Cuando finalmente el médico le asegura que no se ha evidenciado patología orgánica que justifique esta sintomatología y que se trata de un trastorno psíquico, muchos pacientes se niegan a admitir esta posibilidad y, en vez de iniciar el correspondiente tratamiento psiquiátrico, comienzan un largo peregrinaje en busca de otros médicos y de complejas exploraciones complementarias que puedan descubrir la causa de sus molestias.

En este caso, ya no se puede hablar solamente de personalidad hipocondriaca, sino que se ha desarrollado una "neurosis hipocondriaca" o "hipocondría" en el sentido estricto, es decir, la "enfermedad imaginaria", caracterizada por una preocupación exagerada que surge como consecuencia de la creencia o del temor a estar padeciendo una enfermedad orgánica, sin que exista justificación para ello.

Ante la incapacidad de lograr descubrir su hipotética enfermedad, se desesperan, agravándose los síntomas de ansiedad, con el correspondiente incremento de sus molestias, lo cual les lleva a pensar que su enfermedad progresa y se agrava ante la incapacidad de los médicos para ayudarles.

La hipocondría aparece con gran frecuencia asociada a otros trastornos, en algunos casos a depresión o a esquizofrenia, pero sobre todo trastornos por ansiedad y por somatización. En estos dos últimos, los pacientes suelen tener una actitud hipocondríaca, generalmente como consecuencia de no admitir que su trastorno pueda ser de naturaleza psíquica y por el efecto que han  supuesto para ellos las numerosas exploraciones orgánicas a que han sido sometidos, sin que se encontrase ningún hallazgo clínico que justificase su sintomatología, desde una perspectiva somática.

Algunas crisis de ansiedad, por su sintomatología física, y por la sensación de muerte inminente de que se suelen acompañar, hacen que muchos pacientes crean en esos momentos que van a morir a causa de una enfermedad orgánica grave y fulminante (infarto de miocardio, parada respiratoria, etc). En muchas ocasiones, a pesar de las explicaciones que puedan recibir por parte del médico que posteriormente les atienda, muchos continúan dudando que el diagnóstico sea acertado o, incluso si lo admiten, persiste en ellos la idea de que puedan llegar a morir como consecuencia de estas crisis.

En ocasiones, la hipocondría se acompaña de fobias, pero es más frecuente que suceda a la inversa; es decir, algunas fobias, simples en principio, terminan desarrollando un cuadro hipocondriaco. Esto sucede con particular frecuencia con el miedo exagerado y genérico a la muerte ("tanatofobia"), o a enfermedades concretas, sobre todo el infarto de miocardio ("cardiofobia") y al cáncer ("cancerofobia"). También sucede con la fobia a contraer enfermedades de transmisión sexual, que durante los últimos años se han ido concretando progresivamente en el temor a contagiarse del Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida ("sidafobia").

Estas fobias se acompañan casi siempre de una actitud hipocondriaca, alimentándose recíprocamente, creando círculos viciosos. El temor a esa enfermedad desarrolla actitudes hipocondriacas que, a su vez, aumentan la intensidad de la fobia. Sin embargo, no es frecuente que se llegue a la verdadera "hipocondría", ya que no suele existir sensación de certeza de padecer la enfermedad temida.

También se puede producir esta asociación con otras fobias que no guardan relación directa con enfermedades, como, por ejemplo, con la "agorafobia". Este trastorno, caracterizado por el temor a estar solo o hallarse en lugares públicos de los que puede ser dificil escapar u obtener ayuda en caso de una incapacitación súbita, se suma fácilmente al cuadro hipocondriaco, ya que estas personas, convencidas de la gravedad de la enfermedad que creen padecer, tienden a evitar este tipo de situaciones.

Es más, algunos llegan a buscar su vivienda cerca de algún hospital que les ofrezca, dentro de lo que cabe, cierta confianza e incluso, cuando tienen que realizar un viaje, se informan de los centros médicos que existen en las localidades del trayecto.

Las preocupaciones que el hipocondríaco tiene respecto de su hipotética enfermedad, suelen terminar produciéndole algún tipo de incapacitación en el terreno laboral y social. En los casos más graves, se llega a constituir una auténtica fobia social secundaria a la hipocondría.

Algunos trastornos "obsesivo-compulsivos" también guardan una relación directa con la hipocondría. La autoobsservación con el fin de obtener datos exploratorios sobre la naturaleza de la enfermedad imaginaria, puede terminar tomando un carácter compulsivo, constituyendo un ritual típico de este tipo de trastorno por ansiedad.

A la inversa, es decir, que termine apareciendo una hipocondría secundaria a un trastorno por ansiedad "obsesivo-compulsivo", es más raro. Es ciero que un exagerado e irracional miedo al contagio es, con frecuencia, el componente esencial de la ideación obsesiva, lo que conduce a estos pacientes a realizar compulsiones mediante las cuales intentar evitar a toda costa esta posibilidad.

No obstante, se trata generalmente de un miedo a la contaminación por algo concreto que procede de otras personas, que el propio paciente suele vivir como irracional y absurdo, más que de un temor a alguna enfermedad. En cualquier caso, no se suele llegar a la certeza de poseer una enfermedad imaginaria, quedando generalmente todo en el campo de la duda, de esa duda típica que procede del fondo de inseguridad de los obsesivos.


Principales características de la personalidad hipocondríaca:
-         Exagerada tendencia a la autoobservación y vigilancia de la corporalidad propia.
-         Temor persistente, injustificado y excesivo a la enfermedad o la muerte.
-         Interpretación errónea y alarmista de sus síntomas físicos.
-         Egocentrismo.
-         Narcisismo. Conductas egoístas. Materialismo.
-         Descuido o desinterés por los demás y sus necesidades.
-         Obstinación.
-         Escrupulosidad.
-   Pensamiento obsesivo y comportamientos compulsivos en relación con enfermedades.
-         Desconfianza.
-         Hipersensibilidad frente a las críticas de los demás.
-         Alta sugestionabilidad.

TRASTORNO DE PERSONALIDAD POR EVITACION


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Este trastorno, que es bastante frecuente, se caracteriza fundamentalmente por un exagerado temor a ser rechazado por los demás. Estas personas se valoran muy poco a sí mismas y tienen una sensibilidad exagerada frente a los comentarios y comportamientos de los otros, viviendo sucesos triviales como agresiones o humillaciones que les resultan particularmente insoportables y que les llenan de vergüenza y desasosiego interior, sintiéndose entonces indefensos u sin recursos psicológicos para lograr salir de este tipo de situaciones, que les crean una gran ansiedad.

Como consecuencia, tienden a evitar todo tipo de reuniones sociales, por miedo a que en éstas no se les vaya a prestar una atención suficiente, a quedar en ellas aislados o avergonzados por cualquier motivo. Sin embargo, las relaciones sociales les importan e interesan mucho, aunque no acuden a ellas ni no están seguros de que recibirán suficientes muestras de afecto y aceptación social. Cuando es así, se muestran particularmente felices y satisfechos.

En muchos casos, el trastorno aparece como consecuencia de vivencias traumáticas en las que se han sufrido una o varias situaciones de intensa vergüenza, crítica o rechazo social, durante la infancia o juventud, quedando estas personas, desde entonces, especialmente sensibilizadas.

Cada nueva relación social vivida como amenaza o fracaso, les supone una sobrecarga de ansiedad y una devaluación de la idea de la propia valía, aumentando los sentimientos de inferioridad y culpa, entre reproches exagerados e injustificados, ya que suelen hacer referencia a comportamientos o errores totalmente banales.

Con cierta frecuencia se añade a este trastorno de personalidad un cuadro de fobia social por el cual se establecen mecanismos de huida y evitación de situaciones sociales de un modo determinado o incluso generalizado. También son frecuentes los trastornos depresivos como consecuencia de la frecuente ansiedad, disminución de la autoestima, sentimientos de incapacidad y tendencia al aislamiento.

Principales características del trastorno de la personalidad por evitación:
-         Exagerado temor al rechazo social.
-         Baja autovaloración y autoestima.
-         Excesiva dependencia de las actitudes de los demás.
-         Sobrevaloración de las relaciones sociales.
-         Tendencia desproporcionada a la utoinculpación.

LA PERSONALIDAD INMADURA


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     La personalidad inmadura se caracteriza por el infantilismo, porque la edad psicológica de estas personas es notablemente inferior a su edad cronológica. En ellos continúan presentes, a pesar de estar ya en la edad adulta, rasgos y mecanismos psicológicos propios de la infancia, como si el paso del tiempo no les hubiese servido para adquirir otros nuevos, propios del desarrollo normal de la personalidad. Cuando esta discordancia de edad es suficientemente notable y toma un curso prolongado, se constituye en un trastorno de la personalidad con características y consecuencias específicas.

Son personas con un conocimiento de sí mismas equívocas, escaso o superficial, a lo que se añade una falta de coherencia en sus planteamientos, que procede, en buena medida, de la ausencia de una identidad personal suficientemente configurada y de un objetivo de vida realista y perfilado. También se caracterizan por tener una gran dificultad para admitir con naturalidad sus carencias, fallos y limitaciones, las de los demás o las propias de la vida misma. Esto favorece su tendencia a escapar de la realidad mediante la imaginación hacia un mundo de fantasías en donde se cumplen sus deseos insatisfechos, lo que a medio y largo plazo contribuye a distanciarlos más de objetivos vitales realistas, con lo que en última instancia quedan profundamente desorientados, sin saber qué hacer o dónde ir, sin rumbo a dónde dirigir sus vidas.

Tal como les ocurre a la mayoría de los niños, son muy impacientes, caprichosos, pretendiendo lograr sus objetivos de un modo inmediato. Dificilmente son capaces de soportar dificultades a corto plazo por obtener beneficios más tarde, por lo que suelen actuar de un modo primario, guiados casi exclusivamente por apetencias, instintos  o tendencias del presente, sin reparar en las consecuencias que pueden implicar tales comportamientos. Su falta de constancia responde a esta falta de planteamientos realistas, a la versatilidad propia de su falta de equilibrio emocional, y de criterios éticos sólidos y de valores estables.

Se produce entonces un imperio del presente por el cual, solamente se pretende sacarle el máximo partido a lo que se trae entre manos. Sentir intensamente las vivencias del momento, ya que la sexualidad se sitúa en primer plano, como principal fuente de autoafirmación de esta personalidad escasamente configurada. Entre ellos, también son comunes las conductas de riesgo, más por desconocimiento del mismo, o por un intento de autoafirmación, que por valor o criterios particulares.

Emocionalmente son poco estables, sufriendo frecuentes altibajos de ánimo que se desencadenan por motivos muchas veces insignificantes ( un pequeño fracaso, el comentario desfavorable de alguna persona), con una fragilidad emocional que hacen que pasen facilmente de la risa al llanto (labilidad emocional). Tienen un bajo umbral de tolerancia a las frustraciones, que hace que se derrumben cuando cualquier cosa no sale tal como habían previsto. Si alguien se niega a que se cumplan sus deseos, reaccionan de forma impulsiva, a veces con agresividad, lo que deteriora sus relaciones interpersonales, que suelen ser un tanto conflictivas debido a su dificultad para dar y recibir un tanto amor, para comunicarse con los demás, para dejarse conocer y establecer lazos afectivos francos, sinceros y profundos.

Además, tienden a idealizar previamente a los demás, que se continúa de un sentirse defraudados y concluye con actitudes rígidas y rebeldes. Esta intolerancia e inflexibilidad que muestran hacia los demás contrasta con la transigencia que pueden mantener consigo mismos, lo que no es más que otra manifestación de su incoherencia interna. En otras ocasiones, se puede advertir una exagerada influencia de ciertas opiniones ajenas, quedando al arbitrio de la moda o de la influencia pasajera de alguna persona que, en ese momento, adoptan como líder. Es lo que comúnmente se entiende por "falta de personalidad".

Como resultado final de todas estas características se produce por igual que le sucede a los niños una falta de independencia, de auténtica autonomía, que dificulta que estas personas se puedan desenvolver por sí mismas de forma adecuada. Son por tanto, como niños con la edad de adultos, personas incapaces de asumir con responsabilidad tareas propias de estos últimos, como el matrimonio, la paternidad, etc.


Principales características de la personalidad inmadura:
-         Desconocimiento de uno mismo. Personalidad poco configurada.
-         Impaciencia.
-         Inmediatez.
-         Falta de constancia.
-         Comportamientos irresponsables.
-         Comportamientos caprichosos.
-         Ausencia de objetivos y planteamientos realistas.
-         Desconocimiento del riesgo.
-         Escaso control de instintos, impulsos y tendencias.
-         Tendencia a ensimismarse en fantasías.
-         Intolerancia a la frustración.
-         Inestabilidad y labilidad emocional.
-         Dificultades para aceptar los propios fallos y limitaciones.
-         Dependencia.
-         Relaciones afectivas superficiales, rígidas y exigentes.
-         Criterios éticos y valores inestables.